sábado 27 de julio de 2024
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El ridículo de las togas: una justicia en entredicho

El ridículo de las togas: una justicia en entredicho

Alfonso Jaime Martínez Lazcano

 

Las últimas semanas han estado marcadas por un lamentable espectáculo en el seno del poder judicial: una serie de acusaciones públicas entre jueces de la Corte Suprema, salpicadas de anónimos y descalificaciones. Este bochornoso episodio no solo ha puesto en tela de juicio la imparcialidad y el decoro de la máxima instancia judicial, sino que también ha sembrado dudas sobre la capacidad de este organismo para resolver de manera justa y razonable los conflictos del país.

Las acusaciones mutuas, muchas de ellas de carácter anónimo, no solo socavan la credibilidad de los jueces involucrados, sino que también dañan la imagen de todo el poder judicial. La justicia no puede ser objeto de disputas personales ni de intereses mezquinos.

Es de suma urgencia que se tomen medidas para poner fin a este penoso espectáculo y restaurar la confianza en el poder judicial. Se deben investigar a fondo las acusaciones que se han hecho, y se deben tomar las medidas disciplinarias que correspondan en caso de que se comprueben las irregularidades.

También es necesario reflexionar sobre la calidad de los abogados que llegan a ocupar los más altos cargos de la justicia. Si bien la competencia técnica es fundamental, no lo es menos la capacidad para mantener una conducta ética y decorosa.

No podemos permitir que la justicia se convierta en un circo. La sociedad exige jueces íntegros, imparciales y comprometidos con el bien común. Solo así se podrá garantizar que los conflictos se resuelvan de manera justa y que el Estado de Derecho prevalezca.

Es hora de que los jueces de la Suprema Corte recuperen la compostura y se dediquen a cumplir con su noble misión: impartir justicia de manera justa y transparente. El país no merece menos.

Las tensiones jurídicas y políticas en la Suprema Corte de Justicia no encuentran una explicación completa únicamente en el ámbito del derecho. Si bien el marco jurídico establece las normas y procedimientos que regulan el actuar de los jueces, la creación e interpretación del derecho no es un proceso neutral, sino que está profundamente influenciado por factores políticos.

La consistencia o creación del derecho, en sí misma, es un acto de poder. Los jueces, al interpretar las leyes y aplicarlas a casos concretos, toman decisiones que tienen un impacto significativo en la sociedad. Estas decisiones, inevitablemente, están influenciadas por sus valores, ideologías y el contexto político en el que operan.

Las tensiones entre los jueces de la Suprema Corte reflejan, en parte, estas diferencias en sus visiones políticas. Al interpretar las leyes de acuerdo a sus propias perspectivas, los jueces pueden entrar en conflicto con sus colegas, generando disputas que socavan la imagen y la credibilidad del poder judicial.

Es inaceptable que quienes han sido investidos de la alta responsabilidad de impartir justicia se comporten de esta manera tan deplorable. Su conducta dista mucho de la mesura, el respeto y la seriedad que se esperan de quienes ostentan tan importante cargo.

 

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