Alfonso Jaime Martínez Lazcano
Se ha repetido hasta el cansancio que al tomar ciertas decisiones, nuestro país se vería perjudicado al no compartir los recursos con las grandes potencias. Sin mencionar nombres de países por respeto, que esta narrativa ha generado temor y desconfianza.
Asimismo, se nos ha advertido constantemente sobre devaluaciones y otros escenarios catastróficos. Sin embargo, las políticas públicas implementadas han demostrado lo contrario, con una disminución de la pobreza, un fortalecimiento de nuestra moneda y un aumento de la inversión extranjera.
Resulta preocupante que el miedo se utilice como principal argumento para oponerse a la reforma judicial. Esta estrategia busca generar incertidumbre y obstaculizar el progreso. Es fundamental basar nuestras decisiones en hechos y datos concretos, más que en temores infundados.
¿Cómo se le puede llamar a quiénes pregonan, que pueden suceder desenlaces trágicos, en los que nos ira muy mal, es decir, a los que promueven con especulaciones escenarios catastróficos si suceden cambios?
Conservador: Esta es una opción general, pero puede ser adecuada si la persona simplemente prefiere mantener las cosas como están.
Reaccionario: Este término implica una oposición más activa al cambio y una tendencia a volver a sistemas o valores del pasado.
Obstruccionista: Si la persona busca activamente impedir cualquier tipo de cambio, este término es muy apropiado.
Pesimista empedernido: Si su visión negativa es constante y exagerada, esta opción encaja bien.
Catastrofista: Si siempre predice escenarios apocalípticos, este término es muy descriptivo.
Conservador reaccionario: Combina la preferencia por lo tradicional con una oposición activa al cambio.
Obstruccionista empedernido: Enfatiza la actitud negativa y la persistencia en impedir el progreso.
Agorero de mal agüero: Un término más coloquial para alguien que siempre predice desastres.
Un agravante mayor, es que tales afirmaciones están tan lejos de ser posiciones serias, científicas, porque al ser la evolución social asimétrica, algo que no se ha hecho, que se pretende hacer, para cambiar lo que no ha resultado, sino que ha traído impunidad, corrupción, nepotismo, discriminación, que esto si es evidente.
Si se considera, que las personas que se oponen a los cambios son aquellas que podrían verse afectadas en sus intereses, es factible agregar:
Intereses personales vs. bien común: Es importante señalar cómo los intereses individuales pueden entrar en conflicto con el bienestar colectivo. Esto puede llevar a una resistencia al cambio que, aunque comprensible, puede ser perjudicial para el progreso social.
Miedo a la pérdida: La oposición al cambio a menudo se basa en el miedo a perder lo que ya se tiene. Este miedo puede ser un poderoso motivador que distorsiona la percepción de los beneficios potenciales de nuevas políticas o decisiones.
Efectos en la Sociedad: Reflexionar sobre cómo la resistencia al cambio puede perpetuar sistemas injustos y desigualdades, afectando a las generaciones futuras, no solo a los que están en el presente.
En mi opinión, como decía Alberto Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.»